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Casuística en ética aplicada refiere al razonamiento basado en casos. Se utiliza en cuestiones éticas y jurídicas, y a menudo representa una crítica del razonamiento basado en principios o reglas.[1]
Los críticos usan el término peyorativamente refiriendo al uso limitado de la inteligencia sin suficiente razón, especialmente en relación a cuestiones morales (ver sofisma ). La casuística es utilizar la razón para resolver problemas morales aplicando reglas teóricas a instancias específicas.
Por ejemplo, mientras que un enfoque basado en principios puede alegar que mentir es siempre moralmente incorrecto, la Casuística diría que, dependiendo de los detalles del caso, mentir podría o no ser legal o ético. Sería posible concluir que una persona se equivoca al mentir mientras presta testimonio bajo juramento, pero casuísticamente mentir en tal circunstancia sería una opción moralmente mejor si con ello se salva una vida. Thomas Sanchez y otros desarrollaron sobre el particular una doctrina de reserva mental. Para la casuística las circunstancias del caso son fundamentales para evaluar la propia responsabilidad.
El razonamiento casuístico parte de un claro caso paradigmático[2] En el ámbito legal, por ejemplo, puede considerarse algún «precedente» incluido en la jurisprudencia. Desde allí el casuista analizará el grado de correlación entre el caso en estudio y el modelo: casos iguales serán tratados igual que el paradigma, no así los que resulten distintos. En consecuencia, un hombre deberá ser culpado de asesinato premeditado si las circunstancias que rodean el caso se asemejan al modelo jurisprudencial de asesinato premeditado. Cuanto menor sea la semejanza entre el caso y el paradigma, mayor será la necesidad de justificar el tratamiento de «premeditado» en este ejemplo.
Significados [editar]
La casuística es un método de razonamiento especialmente útil en analizar cuestiones que atañen a dilemas morales. También es una rama de la ética aplicada. Es así mismo la base de la jurisprudencia en el derecho común, y la forma estándar de razonamiento aplicada en el derecho común.
Moralidad y casuística [editar]
La casuística da un enfoque práctico a la moralidad. En lugar de utilizar la teoría como punto de partida, comienza con un examen del caso. Buscando paralelismos entre el paradigma, los llamados «casos puros», y el caso que nos ocupa, un casuista trata de determinar una respuesta adecuada a la moral para un caso particular.
La casuística se ha descripto como «teoría modesta». Una de sus fortalezas es que no comienza con ni enfatiza dogmas o teorías. No exige a sus cultores acuerdo previo sobre teorías éticas ni estrategias determinadas. Sí puede convenir en cambio que algunos paradigmas sean tratados de una forma determinada, y luego acordar en las similitudes o diferencias con el asunto tratado.
Como la mayoría de la gente esté sustancialmente de acuerdo en lo que refiere a las situaciones éticas abstractas, la casuística a menudo genera argumentos que logran persuadir a gente de diferente etnicidad, religión o creencias filosóficas a tratar casos particulares de igual manera. Por esta razón es considerada la base del derecho común.
Como contrapartida, es propensa a los abusos cuando se falsean las analogías con el paradigma.
En Occidente encontramos la casuística ya en época de Aristóteles (384-322 A.d.C.), pero su cenit se alcanzó entre 1550 y 1650 cuando los jesuitas la usaron extensivamente, en particular al practicar el sacramento de la confesión. El término casuística se volvió peyorativo con los ataques de Blaise Pascal sobre su mal uso. En Lettres provinciales (1656-7)[3] reprendió a los jesuitas por el uso del razonamiento casuístico en confesiones que permitían relativizar los pecados de los ricos donantes, mientras se castigaba a los penitentes pobres. Pascal denunció que los penitentes de la aristocracia podían cometer un pecado un día, reiterar la falta al día siguiente, donar generosamente al tercer día, luego volver a confesar los pecados y recibir la pena mas leve. La crítica de Pascal empañó la reputación del método. Desde el Siglo XVII la casuística ha sido considerada ampliamente como una forma degenerada de pensamiento: los críticos hacen hincapié en su argumentación compleja y malintencionada.
No fue hasta la publicación de «El abuso de la casuística: historia del razonamiento moral» (1988) por Albert Jonsen y Stephen Toulmin,[4] que ocurrió una revaloración del método. Los autores señalaron que el problema radica en el abuso de la casuística, no en ella misma: propiamente usada, la casuística es un método poderoso de razonamiento.
Toulmin y Jonsen presentan a la casuística como un método eficaz para resolver la contradicción de principios entre absolutismo y relativismo: «la forma de razonamiento constitutiva de la retórica clásica casuística es el razonamiento».[5] Por otra parte, el utilitarismo y el pragmatismo comúnmente se identifican como filosofías que emplean el razonamiento retórico de la casuística.
Inicios de la era moderna [editar]
El método casuístico fue popular entre los pensadores de la Iglesia Católica a comienzos de la era moderna, no solo entre los jesuitas como se piensa comúnmente. Algunos autores relevantes que la usaron fueron Antonio Escobar y Mendoza en su Summula casuum conscientiae (1627) que logró gran éxito, Thomas Sanchez, Vincenzo Filliucci (jesuita y miembro del Tribunal de la Penitenciaria Apostólica ), Antonino Diana, Paul Laymann (Theologia Moralis, 1625), John Azor (Institutiones Morales, 1600), Etienne Bauny, Louis Cellot, Valerius Reginaldus, Hermann Busembaum (fallecido en 1668) y muchos otros.
Una de las tesis principales de estos casuistas fue la necesidad de apadtar la rigurosa moral de los Padres de la Iglesia a la moral moderna, lo que llevó en muchos casos extremos a justificar lo que Inocencio XI luego llamó «moral laxa». (por ejmplo, justificación de la usura, homicidio, regicidio, mentira (mediante la doctrina de reserva mental), adulterio y pérdida de la virginidad antes del matrimonio, etc...todos ellos casos registrados por Pascal en sus críticas.
El progreso de la casuística se interrumpió hacia mediados del Siglo XVII por la controversia que produjo la doctrina probabilística, que estipulaba que uno podia seguir una «opinión probable», esto es, sustentada por la teología u otra, aun si contradecía una cita de los Padres de la Iglesia.La controversia dividió a los teólogos católicos en dos campos: rigoristas y laxistas.
Fue objeto de mucha desconfianza por parte de los primeros teólogos de la reforma Protestante, porque con ella se justificaban muchos de los abusos que pretendían modificar. Atacada por el Jansenismo, para mediados del Siglo XVIII la casuística era prácticamente sinónimo de laxitud moral.
En 1679 el papa Inocencio XI condenó públicamente sesenta y cinco de las proposiciones stricti mentalis mas radicales, tomando principalmente a los escritos de Francisco Suárez y otros casuistas como propositiones laxorum moralistarum, prohibiendo enseñarlas bajo pena de excomunión.[6] A pesar de la condena papal, tanto el catolicismo como el protestantismo continuaron utilizando métodos ambiguos y equívocos en circunstancias específicas.[7]
Alfonso María de Ligorio (fallecido en 1787), fundador de la Congregación del Santísimo Redentor, prestó cierta atención a la casuística reeditando el libro de Hermann Busembaum Medulla Theologiae Moralis, con aprobación de la Santa Sede. El libro había sido quemado en Toulouse en 1757 por su justificación del regicidio, cuestión especialmente escandalosa luego que Damiens tratara de asesinar a Luis XV.
Época contemporánea [editar]
En los tiempos modernos la casuística ha sido aplicada con éxito en derecho, bioética y ética comercial, y su reputación se ha rehabilitado en parte. G. E. Moore trata del tema en el capítulo 1.4 de su Principia Ethica, aduciendo que «los defectos de la casuística no son defectos de principio: no puede objetarse su sentido u objeto. Falla únicamente porque resulta muy difícil tratar ciertas cuestiones adecuadamente en nuestro estado de conocimiento actual». También aseveró que «La casuística es la meta de la investigación ética. No puede intentarse su uso al inicio de nuestro análisis, sino solo al final».[8]
Una buena referencia, analizando la estructura metodológica del argumento casuístico es The Abuse of Casuistry: A History of Moral Reasoning (1990), por Albert Jonsen y Stephen Toulmin (ISBN 0-520-06960-9).
Véase también [editar]
Referencias [editar]
- Todo o parte de este artículo fue creado a partir de la traducción del artículo Casuistry de la Wikipedia en inglés, bajo licencia GFDL.
- ↑ "Casuistry", Dictionary of the History of Ideas, University of Virginia Library. On line.
- ↑ Paradigma: del griego παράδειγμα, paradeigma, «patrón» y «ejemplo», a su vez derivado de παραδεικνύναι paradeiknunai, "demostración").
- ↑ (1898) The Provincial Letters of Blaise Pascal, M'Crie, Thomas (trans.).
- ↑ Albert Jonsen and Stephen Toulmin, The Abuse of Casuistry: A History of Moral Reasoning, Berkeley, U. California Press (1990, ISBN 0-520-06960-9).
- ↑ Jonsen, 1991, p. 297.
- ↑ Kelly, J. N. D., The Oxford History of the Popes, Oxford University Press, 1986. ISBN 0-19-282085-0 (p. 287).
- ↑ J.-P. Cavaillé, Ruser sans mentir, de la casuistique aux sciences sociales : le recours à l’équivocité, entre efficacité pragmatique et souci éthique, en Serge Latouche, P.-J. Laurent, O. Servais & M. Singleton, Les Raisons de la ruse. Une perspective anthropologique et psychanalytique, Actes du colloque international « La raison rusée », Louvain la Neuve, marzo de 2001, Paris, La Découverte, 2004, pp. 93–118 (en francés).
- ↑ G. E. Moore, Principia Ethica, (1903); 2nd ed. Thomas Baldwin, Cambridge y Nueva York, Cambridge U. Press (1993), p. 57. ISBN 0-521-44848-4
Enlaces externos [editar]